El
cambio climático y la destrucción de la viabilidad ecológica del planeta es una
realidad incuestionable. Aunque siempre ha habido variaciones del clima, tanto
a nivel local como global, de la tierra; es la velocidad del actual cambio
global y su sentido en una rápida elevación de la temperatura de la tierra,
provocada por la expansión y la acción humana, por lo que algunos autores
llaman antropoceno a nuestra era actual, lo que hace saltar todas las alarmas
con los efectos ya por todos conocidos, sequías e incendios masivos, huracanes
e inundaciones por una mayor gravedad de los eventos climáticos, subida del
nivel del mar, guerras por los cada vez más escasos recursos naturales,
extinción masiva de animales, etc.
Ante estos
hechos objetivos el sistema de poder global, la oligarquía, que dirige con
mayor o menor cohesión, los destinos de la humanidad, nos ofrece también sus propias
soluciones a la crisis ecológica global a la que nos enfrentamos; siempre a la
mayor gloria de sus intereses.
Vamos
a ver en primer lugar las causas del cambio climático, tanto las promocionadas
por el sistema como las menos interesadamente publicitadas y las soluciones que
se nos presentan a las mismas.
Básicamente
el cambio climático se produce por la destrucción generalizada de los
ecosistemas naturales de la tierra para satisfacer las necesidades de la
especie humana, lo que llamamos antropoceno. Esto se concreta en una serie de
pilares:
·
Uso masivo de combustibles fósiles: petróleo,
carbón y gas, para producir la energía necesaria para el funcionamiento de las
sociedades humanas. Destacando el uso masivo de automóviles.
·
Deforestación generalizada del planeta y
urbanización del mismo, impidiendo el reciclaje a través de las plantas, sobre
todo bosques, del dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero.
·
Turismo, por el transporte masivo de personas a
lo largo del planeta, de las mercancías necesarias para abastecerlo y la
construcción de infraestructuras para satisfacerlo con la consiguiente
destrucción de ecosistemas naturales.
·
La ganadería industrial intensiva para
satisfacer la creciente, insana y cruel demanda de carne y productos derivados
en nuestra alimentación.
·
La ideología dominante del consumo, consume
hasta morir, nunca mejor dicho, el falso mito del crecimiento ilimitado y el
progreso sin fin.
La
ideología dominante nos plantea la necesidad de realizar cambios en algunos de
estos aspectos básicos de nuestra vida actual, del antropoceno, pero soslayando
o sin entrar en aquellos que puedan poner en cuestión el orden dominante mientras
en otros apoya subliminalmente ideologías o cambios sociales de conciencia para
preparar a la mayoría de la población ante inevitables rupturas de modelo, como el
animalismo y su apoyo por parte de la industria audiovisual, el ejemplo Disney
es muy claro de ello. Advierto que soy partidario de que se considere a todos
los seres vivos dignos de respeto y se evite el sufrimiento y la muerte de
todos los animales.
Por
supuesto el sistema no permite cuestionamiento sobre las políticas de
crecimiento y la necesidad del consumo, así mismo tampoco sobre la creciente desigualdad, uno de los motivos de la masiva destrucción de los ecosistemas
naturales, o la necesidad de una democracia real. Vamos a repasar los temas
sobre los que si se permite discutir, es decir están en la agenda de los medios
y por ende en nuestras mentes:
·
La necesaria transición energética, la
necesidad de abandonar los combustibles fósiles por un lado porque nos
envenenan, elevan la temperatura del planeta y por otro lado también porque se
van a agotar en décadas, pero a esto tampoco hay porque darle mucho bombo; es mejor
decir que nos preocupa mucho sus efectos negativos en la supervivencia de la
especie humana y que nos hemos convertidos en adoradores de las energías
renovables. Todos tenemos bombillas de bajo consumo, el porcentaje de
renovables en la cesta eléctrica es cada vez mayor y por fin parece que
arrancan los coches eléctricos. Todo maravilloso y siempre a su ritmo, dando
tiempo a que amorticen sus gigantescas inversiones en centrales contaminantes o
nucleares y a consumir el petróleo y el gas todavía rentable. Lo de hacerlo
antes o consultarnos a nosotros o hacerle caso a los científicos y ecologistas,
enfermizos adoradores de la lechuga, que ya los advertían hace décadas, lo
vamos a dejar. Y poniendo todos los frenos posibles a la democratización de la
producción de energía.
·
Los coches eléctricos, una de las estrellas del
momento, ya que el cambio de la producción de electricidad a formas renovables
parece encarrilado y supuestamente inevitable. Ante los problemas de
contaminación en la mayoría de ciudades
del planeta, smog, provocado por el uso de coches y el transporte por carretera
de mercancías y personas, la solución mágica es el coche eléctrico, todo
solucionado producen cero contaminación y nadie tiene que renunciar a su
cochecito y a su way of life, modo de vida, capitalista/consumista. Algo muy
apreciado por las clase medias/altas, necesarias para sustentar el sistema de
poder oligárquico, junto a las unifamiliares con sus placas solares
semiautosuficientes energéticamente hablando. ¡Viva Tesla! Pero nos olvidamos
que el problema no es sólo que los coches contaminen sino la movilidad privada
y el transporte por carretera, cada vez más en aumento por las compras online.
El planeta no puede soportar un sistema de movilidad por coche privado, aunque
el coche eléctrico no contamine, su producción y sus necesidades de energía eléctrica
para el funcionamiento de varios miles de millones de unidades en todo el
planeta son inasumibles por nuestra esquilmada tierra, incluyendo el enorme
gasto de construcción y mantenimiento de las infraestructuras necesarias para
su circulación. Tan solo una movilidad colectiva, evidentemente eléctrica, un
transporte público extenso y eficiente con la vocación de sustituir al coche y
no de dar servicio a los que carecen de él o no disponen de aparcamiento en los
centros urbanos, junto a un transporte de mercancías básicamente por vía férrea
y lo más local posible. Por mucho que no nos guste no podremos revertir los
graves efectos de nuestro modo de vida en el planeta que nos da vida y que
ponen en peligro nuestra vida en el mismo, conduciendo nuestro coche eléctrico,
veraneando en Bali, comprando manzanas de Chile traídas en avión y consumiendo
como locos.
·
Deforestación generalizada del planeta para,
sobre todo, producir papel y aumentar la frontera agrícola. En esto el doble
rasero es espectacular, que miserables son los países tercermundistas que
destruyen sus selvas para alimentarse y proveernos de materias primas baratas
mientras omitimos cualquier reflexión sobre los páramos y eriales en que hemos
convertidos nuestros bosques y montes. La deforestación es terrible en el
Amazonas o el Sudeste asiático, pero nosotros arrasamos con todo antes en
occidente y ahora somos los principales responsables de esa destrucción
generalizada por la demanda de sus productos y por mantener la desigualdad económica
global.
·
El turismo, ¿a quien no le apetece un viaje?, a
mí el primero, una de las industrias más rentables del momento pero nadie nos
dice que una de las que más contribuye al calentamiento global debido al incesante
transporte de personas, suministros por vía aérea y terrestre y destrucción de
ecosistemas. Pero es tabú, no vamos a perjudicar a la gallina de los huevos de
oro. Como en el tema del coche pocos se atreven a cuestionar o renunciar a esta
parcela de su libertad capitalista, si pueden costeársela claro está. ¿Por qué
será eso? Porque tanto el coche como el turismo son los estandartes de la sociedad
del bienestar y de nuestro progreso o porque el sistema nos ha convencido de
ellos en una de sus grandes operaciones sociológicas de lavado de cerebro.
Recordemos las prácticas de las tabacaleras, la nicotina era adictiva pero
ellas la aumentaban artificialmente para engancharte más, entonces ¿fumabas por
qué te gustaba o te convencían de ello? ¿Por qué además de ser guay, todos los
personajes de las películas fumaban, alguien se había encargado que además fuera
una necesidad fisiológica manipulando la composición química del tabaco? ¿Bebes
Coca Cola por qué te gusta o por qué te han convencido que es la chispa de la
vida? ¿Puedes evitar sonreír cuando ves un anuncio de Coca Cola? Qué mayor
experimento de control social y expansión de una marca y una idea asociada a
nivel planetario. Igual que el planeta no puede soportar que cada uno tengamos
un coche, tampoco puede soportar que todos los meses volemos a París, Nueva
York o Buenos Aires. El turismo local, cercano, con esporádicos desplazamientos
lejanos y siempre con el menor impacto posible, es decir con pocos lujos.
·
La ganadería, es decir, las vacas, que con los
gases que emiten y la enorme cantidad de recursos que consumen son uno de los principales
contribuyentes al calentamiento global. Pero no pensemos en vacas en un prado
alpino, sino en inmensas granjas industriales de vacas, cerdos, pollos, etc.
que son como fábricas de carbón para el planeta. El insano consumo de carne en
las sociedades más desarrolladas es insostenible no sólo para el planeta sino
que impide la correcta alimentación de parte de la población del planeta al
sustraer cereales y vegetales necesarios para la alimentación humana. Además de
la desigualdad entre países y la explotación de occidente hacia el resto del
planeta, nuestro voraz consumo de carne es una de las causas del hambre en el
mundo que afecta a mil millones de personas actualmente. Ante esto existe la
alternativa vegana, no consumir ningún producto de origen animal, tan antigua
como el jainismo de la India, y defendida por espíritus sensibles a lo largo de
la historia de la humanidad, la producción de carne sintética que no
vegetariana, aún muy verde aunque muy interesante para la industria alimentaria
y el movimiento internacional en defensa de los derechos de los animales.
Mientras más animalistas haya mayor oposición global al consumo de carne y parece
que el sistema apuesta por ello, ante el explícito apoyo de la industria
audiovisual y de los íconos de la misma, actores, directores, cantantes, etc.
El caso Disney, muestra un adelantado a su época en mostrarnos una naturaleza
amable y unos adorables animales humanizados, ¿un interés genuino por el
bienestar animal o algo más?
·
La ideología dominante, esto ni se cuestiona,
no hay mejor sistema socioeconómico que la democracia capitalista, lo creo
hasta yo, y está nos suministrará las soluciones adecuadas para los retos de la
humanidad en este siglo veintiuno, entre ellos el de nuestra propia
supervivencia. Pero como el dicho: “Antes muerta que sencilla”, el sistema se destruirá
a si mismo antes que boicotear sus principios, sus equilibrios oligárquicos de
poder y su gobierno mundial plutocrático (gobierno de una minoría en su propio
beneficio). Y para ello nos han adoctrinado bien, como muy bien decía Umberto
Eco en su genial libro “El nombre de la rosa”, de todas las herejías medievales,
en el seno del cristianismo, sólo nos han llegado las victoriosas que no cuestionaban
el poder civil o religioso de la época, o aun siendo derrotadas, como las de
los cátaros tampoco lo cuestionaban. Relegando al olvido todas aquellas
opuestas al poder.
Tan
sólo desde la libertad y el amor, libertad respecto a nuestra moldeada forma de
pensar y plantearnos el bienestar de nuestra vida, amor con respecto a todos los
seres vivos del planeta y a nosotros mismos, podremos evadir el riesgo real de
autodestrucción de la humanidad, del cual el calentamiento global y la
extinción masiva de especies son sólo la punta del iceberg. Lo contrario,
seguir confiando en nuestras creencias, en el sistema socioeconómico en el que
vivimos solo nos llevará a la continuación de esta distopía eterna de
desigualdad, injusticia, esclavitud y continuo sufrimiento de la mayoría de la
humanidad y de los seres vivos del planeta. Un mundo venidero de guetos
supertecnificados tanto en la tierra como fuera de ellas, resplandecientes de
riqueza, rodeados de una mayoría de desposeídos, mano de obra barata y
prescindible; tipo novelas futuristas como “Un mundo feliz”, “Blade Runner”, "1984”
o "Elisyum”, donde las drogas legales (alcohol, ansiolíticos y antidepresivos)
junto a las ilegales (marihuana, heroína, cocaína y sintéticas de todo tipo)
constituyenn el mejor mecanismo de control social junto a la manipulación
psicosociológica de los medios audiovisuales.
Vamos prácticamente igual que hoy en día pero con Cyberpunk.
" Y dentro de la lógica de nuestra humanidad.
Nos creemos la mentira y nadie aguanta la verdad."
El aguante. Calle 13
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