Solo y desvalido

He leído la perturbadora novela, por lo menos para mi, de Philip K. Dick "Tiempo de Marte", aclamado autor Ciencia Ficción, mas conocido por su novela "Sueñan los androides con ovejas eléctricas", que inspiró la película Blade Runner, considerada una obra maestra de su genero, además otras novelas suyas han sido llevadas al cine como Minority Report o Next, o series de televisión como "El hombre en el castillo".

Me gustaría compartir con vosotras un fragmento de "Tiempo de Marte", novela donde reflexiona sobre la neurosis, la esquizofrenia y la realidad, en el cual el autor presenta a la escuela como perpetuadora de la neurosis de la sociedad:

"... toda la Escuela ... estaba orientada a una labor contraria a sus principios: la meta no era informar ni educar, sino moldear, y según normas severamente limitadas. La escuela era el vínculo con la cultura heredada, y difundía la totalidad de esa cultura entre los jóvenes. Sometía a los alumnos a su dictado; la meta era perpetuar la cultura, y cualquier rareza que pudiera llevar a un niño en otra dirección debía eliminarse.

Era una batalla, comprendió Jack, entre la psique compuesta de la escuela y las psiques individuales de los niños; y las cartas claves las tenía la Escuela. ... todo niño que no respondiera adecuadamente ... acababa siendo expulsado... No se le podía enseñar sólo se le podía tratar como enfermo.

La esquizofrenia ... Consistía en que la persona no podía vivir fuera de las directrices que le había implantado la sociedad. La realidad de la cual se apartaba el esquizofrénico era la de la vida interpersonal, dentro de una cultura dada con determinados valores; no la vida biológica, ni forma alguna de vida heredada, sino la vida que se aprendía.

La Escuela ... tenía razón en expulsar al niño que no aprendía. Pues lo que el niño estaba aprendiendo no eran simples datos, ni los fundamentos de como hacer dinero, y ni siquiera una carrera útil. Era algo mucho más profundo. Estaba aprendiendo que ciertas cosas de la cultura de su entorno merecían ser preservadas a cualquier precio. Sus valores se fundían con los de cierta empresa humana objetiva. Y así se volvía parte de la tradición que le entregaban; toda su vida mantenía el legado y hasta lo mejoraba.

En última instancia, había decidido Jack, (llevar)... una existencia privada conducida como si la persona individual fuera la creadora de todo valor, no un mero receptáculo de valores heredados. ... no podía aceptar la Escuela ... como único arbitro de qué era un valor y qué no. Porque los valores de una sociedad estaban en flujo incesante, y la Escuela era un intento de estabilizarlos, de congelarlos en cierto punto; de embalsamarlos.

La Escuela ... era neurótica. Quería un mundo donde no surgiese nada nuevo, sin sorpresas. Y ese era el mundo del neurótico compulsivo-obsesivo; un mundo en absoluto sano."

Toda la novela es una reflexión sobre los límites de la realidad y la locura, sobre la existencia o no de una verdadera realidad, aunque una lectura superficial no lo haga parecer.

Dick, muy Junguiano, nos habla del ser humano como una repetición de lo heredado, como un ser anulado por lo aprendido de la familia, de la escuela y de la sociedad. No puedo dejar de darle la razón después de haber sentido como no había nada mío en mi interior, todos mis comportamientos estaban determinados por mis padres, mi entorno y mis experiencias infantiles. Me ha hecho reflexionar en mi neurosis, en mi locura, en realidad en mis condicionantes adquiridos y mis estrategias adoptadas para amoldarme a unos valores y un modo de vida que nunca he llegado a comprender del todo.

Pero no culpo a nadie, yo las aprendí, las dí por buenas y decidí mantenerlas, fue mi voluntad de sobrevivir, mimetizarse adoptando la amargura como estandarte ocultando el amor que llevaba dentro, intentando no sufrir más, esfuerzo vano pues no cesaba de buscar el amor fuera de mí.

Mi introversión, refugio ante tiempos difíciles, mi falta de socialización temprana, produjeron en mi un dificultad para las relaciones interpersonales; construí una barrera para aislarme de los demás, temeroso de ser dañado, aumentando mi soledad y disminuyendo mi capacidad de relacionarme. Por suerte sin llegar a desconectar con la realidad consensuada, con la realidad aprendida, con el resto de la sociedad pero en semiaislamiento y  en poca comunicación.

Solo y desvalido me he sentido en muchos momentos de mi vida, y para que negarlo, he buscado infinidad de veces sentirme así, como refugio ante el entorno hostil para mi neurótica percepción.

Regocijo en el sufrimiento. Lo que más he temido desde mi infancia, el abandono, lo he seguido provocando durante el resto de mi vida, como estrategia heredada y aprendida para no desaparecer engullido por la insoportable realidad ¿Pero quién decidió y en que momento que era necesario escapar de la realidad y refugiarse en el interior ante la hostilidad de los demás? ¿Quizás yo? No lo se, lo he olvidado, tan sólo se que es una inercia de mi mente, ya sea heredada o adquirida y como tal tiene una gran relevancia en la creación de mi propia realidad.

Creamos nuestra propia realidad y lo que más tememos es uno de los pilares más fuerte de la realidad que construimos, fuera real o no, ya da igual, la existencia de un ambiente hostil a mi alrededor, lo importante es que lo viví así y al quedar fijado en mi inconsciente lo perpetué.

Solo y desvalido, porque nadie te puede querer; pero encontraste el Amor en ti, en tu interior, y además lo puedes transmitir, las demás lo ven en ti. La coraza no te sirve; van cayendo hojas secas del árbol de tu vida y naciendo otras nuevas, más fuertes, más brillantes, acompañadas de flores; las hojas secas ya no están, ya no dan sombra, no pesan cuando llueve, ni se agitan en la tormenta, aunque quede el recuerdo en las ramas de la memoria.









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